San Antón

El centro de la festividad reside en la famosa Hoguera de San Antón y en el amplio abanico de costumbres que se han construido a su alrededor. Si bien la celebración propiamente dicha se conmemora durante el fin de semana más próximo al 17 de enero, el comienzo de esta se fecha durante la semana previa, en el momento en que se planta el primer pino en la Plaza del Bario por parte de los festeros y de la comisión de fiestas del año correspondiente.

A partir de entonces, se inicia el acarreo de leña por parte de los vecinos del pueblo, que se sirven de distintos vehículos, de animales o hasta de cuerdas en mano para arrastrar las vigas de madera que irán conformando durante toda esa semana la famosa hoguera, de considerable tamaño.

Una vez llega la noche del viernes, se procede a bendecir y a prender dicha hoguera, acompañados de todos los vecinos. La noche se ameniza con un tentempié y con música. Además, se dota con premios a las tres mejores vigas de la hoguera y se sortean varios lotes de productos suministrados por las carnicerías del pueblo para hacer servir el día siguiente en la conocida “torrà”. En ella, utilizando las brasas que quedan de la noche anterior, todas las cuadrillas comen y pasan la tarde del sábado. Este segundo día comienza con el reparto de “pan bendito” por todas las casas del pueblo y, además, se lleva a cabo la bendición de los animales en la Plaza de la Iglesia.

El tercer y último día, los festeros reparten “pan de San Antón” por la mañana y por la tarde se procede a la retirada de la ceniza. Se organizan juegos infantiles acompañados de una degustación de chocolate caliente y, para clausurar las fiestas, los festeros bailan las tradicionales danzas populares navarresinas.